CAMINAMOS HACIA LA TRANSFIGURACIÓN DE NUESTRA VIDA
El mensaje bíblico del segundo domingo de Cuaresma es de optimismo y de firme esperanza. Si la clave del primer domingo era el Desierto, entendido como estilo de vida cuaresmal, en austeridad y sobriedad, para celebrar el encuentro con el Señor nuestro Dios, la clave de este segundo domingo es Transfiguración, como una opción posible para el cristiano que aspira a llegar a la Pascua verdaderamente renovado.
Como Abraham, también nosotros somos llamados por Dios a dejar nuestro hombre viejo, alejado de su plan de amor y salvación, para que Él pueda modelarnos según el hombre nuevo, revestido de Cristo muerto y resucitado (primera lectura: Génesis 12, 1-4).
Sí, Dios nos quiere santos; desde siempre dispuso darnos su gracia por medio de Jesucristo llamándonos a la fe. Así se expresa San Pablo en la segunda lectura de hoy: 2ª. Carta a Timoteo 1, 8-10.
Contemplemos a Cristo transfigurado, su rostro resplandeciente como el sol, sus vestidos blancos como la luz. Confesemos que Él es el Hijo de Dios, el predilecto, el amado. Escuchemos y llevemos a la vida su Palabra (Evangelio según San Mateo 17, 1-9).
Sigamos recorriendo el camino cuaresmal hacia la Pascua, avivemos la esperanza. También nosotros podremos celebrar Pascua con una vida transfigurada.
Monseñor Álvaro Vidales.