Nos obtiene de la misericordia de Dios el perdón de los pecados cometidos contra Él y, al mismo tiempo, nos reconcilia con la Iglesia que nos mueve a la conversión con su amor, su ejemplo y sus oraciones. Este sacramento también es llamado ''Confesión''.
Se celebra permanentemente justo después de finalizar la misa, cuando los fieles lo soliciten al párroco.
Para una buena confesión:
a) Examinar la conciencia antes de ir a confesarse
b) Arrepentirse de todos los pecados.
c) Tener firme propósito de enmienda, de no volver a pecar
d) Confesar todos los pecados al sacerdote
e) Cumplir la penitencia; buscar la reparación de mis faltas y experimentar la misericordia de Dios